lunes, 10 de noviembre de 2014

REPORTE DE LECTURA N° 4
Siempre se ha sabido que la iglesia siempre ha poseído cantidades enormes de dinero. El año pasado gastaron 183 millones de dólares en un intento de sostener su diócesis de todo el mundo. La asistencia a la iglesia está por el nivel más bajo: ha caído un 46% en la última década. Las donaciones se han reducido a la mitad en siete años, cada vez se escasa los estudiantes en los seminarios, la iglesia está agonizando.
La preocupación por los cardenales perdidos aun abundaba en el vaticano, el cardenal Mortati estaba sudando, no solo en la capilla Sixtina estaba empezando a parecer una sauna, sino que el conclave estaba por iniciar en unos 20 minutos y aun no se sabía nada de los cuatro cardenales desaparecidos. En su ausencia, los susurros de confusión iniciales que habían intercambiado los cardenales se habían transformado en una gran angustia.  
Lo único que se sabía de estos cuatro hombres era que el camarlengo había ofrecido el tradicional te privado a los cuatro cardenales a primera hora de la tarde pero ya habían pasado un par de horas. Solo ocurriría una vez en la vida y con frecuencia nunca que un cardenal tuviera la oportunidad de ser elegido Sumo Pontífice, y por la ley vaticana, el cardenal debía estar dentro de la Capilla Sixtina cuando tuviera lugar la votación. De lo contrario era inelegible.  
Pocos cardenales dudaban de quien sería el siguiente Papa.
En 15 días antes se había creado una cascada constante de faxes y llamadas telefónicas que comentaban las características de los principales candidatos. Como era costumbre, se habían elegido cuatro hombres como Prefereti, cada uno de los cuales cumplía los requisitos para convertirse en Papa:
·        *Dominio del italiano, inglés y español.
·        *Sin secretos vergonzosos

·        *Entre 65 y 80 años de edad

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